
Los noventa empezaron fabulosos y con grandes expectativas en la industria del cómic: Grandes dibujantes y escritores habían terminado los ochenta como “comic-stars” (algo así como rock-star pero en otro medio); le dieron a personajes como Batman, Superman o Spiderman una nueva imagen sustentada con guiones y trazos propositivos lo que generó altas ventas y nuevos consumidores que prometían un futuro alentador, especialmente, para Marvel y DC. Pero algo sucedió, al finales de ésta década los dibujos de algunos títulos eran espantosos; las historias horribles y con guiones mediocres. ¿Que les pasó a esos comic-stars? ¿A donde se fueron? ¿Que le hicieron a mi superhéroe? ¿Por qué cancelan mi revista?
“Behold! The Chromium Age had arrived!”
La Era de Cromo se le denomina así no por la nomenclatura, sino para dar alusión a sus eras antecesoras (oro, plata y bronce), pero principalmente su nombre radica en la cantidad de cómics que salieron con portadas especiales y que contenían ese elemento en sus portadas como estrategia de venta. El cromo es resplandeciente, brillante, espectacular y llamativo a la vista, pero también es barato…

¿Que hacer ante esto? "Ponerle un extra al cómic para que sea llamativo". ¿Y si no funciona eso? "Bueno, podemos poner al personaje insignia de nuestra empresa en cada título que publicamos y entrelazar dos o más títulos en una mega-saga". ¿Pero si eso todavía no funciona? "Matemos al héroe, o no sé; córtale una pierna, que se sumerja en el alcohol, que lo rapten los OVNIS". ¿Y si eso nomás no hace que suban las ventas? "Clonémoslo...."
Libre, Soberano y Musculoso...
Mientras que McFarlane y los demás despuntaban con sus creaciones, Marvel y DC terminaron hundidos y sin ideas más que interesantes los años noventa. En esta época fue donde nacieron más editoriales independientes que en ninguna otra. El éxito arrasador de Image y Dark Horse provocó que algunos dibujantes y escritores de Marvel y DC abrieran sus propias editoriales con la meta de desbancar a los dos monstruos del medio.
Todo esto suena muy bien porque un fan tiene más de una opción por cual decidir, pero si nos ponemos a ver la verdadera razón de todo esto quizá no nos guste: Aparte del dinero en nuestros bolsillos suba o baje, en esa época -y desconozco si todavía- para que recibiera regalías un dibujante o escritor de cómics en Estados Unidos, el cómic que tenía por tarea debía vender más de cien mil copias. Si los fans tenemos muchas más opciones para escoger y poco dinero habrá menos probabilidades de que ese escritor reciba sus regalías, por lo tanto el artista tiene que ver una manera de generar dinero. Así que unos decidieron por ser independientes y tener un control cercano de sus creaciones e historias, situación que les daría más ganancias. Sus creaciones que iban de acuerdo a la tendencia “Liefeldsesca-McFarlanesca” de exagerar y estilizar los personajes (algunos unos completos plagios) hizo que no se distinguiera un estilo de otro y degenerando el medio.
¿Que hizo Marvel y DC ante esto? Promovieron al personaje que al artista; invadieron de títulos nuevos y miniseries los anaqueles de las tiendas de cómics para no darle espacio al artista independiente; metían a personajes principales en otros títulos con el fin de atraer al fan y que no consumiera cómics de otras compañías. Todo esto ocasionaría que el independiente no pueda en el juego empresarial y termine tirando la toalla.
Mátame porque me muero y tu también.
En Marvel, debido a la gran cantidad de títulos publicados y la necesidad de que estuvieran en los anaqueles lo antes posible los dibujantes y escritores no tenían otra más que realizar bodrios literarios y dibujos apresurados (eso queremos creer); prefirió vender veinte mil copias por cada cien títulos diferentes que vender doscientos mil en veinte títulos. Mientras que en DC, mataban a Superman y terminaban con cada personaje clásico de la empresa para atraer a nuevos fans y llamar la atención a personas que dejaron el hobby años atrás.


Llegó el Mesías...y una Nueva Era con él
Muchos dicen que con Alex Ross terminó la Era de Cromo con Marvels (1994) y principalmente con Kingdom Come (1996). Como todo un mesías, Ross, apoyado con la narrativa de Mark Waid le dió un nuevo camino, un nuevo estilo y una exquisita forma de concebir a los superhéroes en el cómic, pero además de eso, refrescó la industria y dio esperanza al medio. La historia de Kingdom Come, la mayoría de ustedes la conocen; pero viéndola metafóricamente tiene un significado más que bíblico.
Es posible que Ross nos haya dado una señal de lo que el medio y la industria le había hecho al cómic. En esta historia los héroes clásicos (Superman, Batman, Wonder Woman, etc) retirados y olvidados se tienen que enfrentar a una nueva gama de héroes que hacen su trabajo de una manera no tan “ética”, el más sobresaliente, Magog, que viene siendo la representación de esos nuevos héroes al estilo Liefeld.
Durante una batalla entre esta nueva sangre “heroica” ocurre un accidente nuclear; esto se interpreta como lo que sucedió en el medio y su mercado. Superman, ante lo sucedido, reincorpora la Liga de la Justicia y encierran en un gulag a los nuevos súper-dotados, para enfrentarse al final de la serie en una batalla épica siendo el Capitán Marvel el salvador del destino de la Tierra y sus verdaderos héroes. Curiosamente, el Capitán Marvel es el personaje preferido del ya desaparecido Jack Kirby, icono del medio y creador de personajes clásicos en Marvel y DC.
Quizá Alex Ross y Mark Waid sean el punto cero de la Era que vive hoy la industria y la Era de Cromo...quizá no. Quizá fueron otros factores que ocasionaron la decadencia de la industria del cómic en los años noventa. Un factor sobresaliente es la necesidad y el concepto del héroe:
En los noventa, la sociedad americana y el resto del mundo vivió una época de cambios; cambios que no necesariamente se necesitaban héroes o modelos a seguir.

Los noventa terminaron y la Era de Cromo también. Un nuevo siglo y una nueva década. Por desgracia para la Humanidad, llegó el 9/11 y la guerra de Irak...por fortuna, la industria del cómic se revitalizó; aprovechando la guerra, los héroes resurgieron de su letargo reflejando una vez más nuestro camino como Humanidad. Larga vida al cómic.