martes, 23 de junio de 2009

Transformers: Mitología (Parte 2: La Diáspora judía en disfraz)

Nuevamente estamos aquí para la segunda parte -la más interesante- del pequeño análisis del origen de Transformers. Sin más por comentar, comenzamos:

Transformitología: Más de lo que ves
Si bien es cierto que la idea de traer Transformers a la TV, al cómic y al cine se le atribuye a Hasbro, el suceso y el fenómeno se les agradecen a los guionistas y escritores de una de las casas editoriales más famosas en el mundo que es Marvel.
Otro factor para meritar es el planteamiento que Shooter, O’Neill, Budiansky, Dixon y Dille forjaron basándose, tal vez, en su formación moral y filosófica.



Es importante notar que personajes como Superman, Batman y otros de la época de oro reflejan a simple vista una propaganda patriótica debido al contexto histórico cuando fueron creados, pero pocos notan en ellos el reflejo de la Diáspora judía y su agradecimiento y asimilación hacia el pueblo americano que los acogió durante la emigración judía a ese país a finales del siglo XIX. En esos días dorados, muchos escritores y dibujantes de cómics pertenecían a esa comunidad o eran hijos de inmigrantes judíos. En Transformers vemos algo de esa herencia.

Pongamos un ejemplo introductorio para después deshilar la mitología de Transformers: Superman, que fue creado por dos judíos residentes en América, es el arquetipo del Mesías que viene de los Cielos, mandado por su Padre para quedarse en la Tierra, cuidarla y aprender de sus habitantes; “Supes” viste con los colores de la bandera norteamericana; cuenta con sus aliados terrícolas que sin pensarlo lo acogieron y apropiaron de igual manera en que EE.UU. a la comunidad judía.

En el caso de Transformers, va mucho más allá del concepto del Mesías judeo-cristiano. Si retomamos lo que anteriormente comenté sobre la formación de Denny O’Neill, sus creaciones dentro del medio del cómic (Ra’s Al Ghul y Azrael) y los replanteamientos que ha hecho a los personajes que le han concedido escribir tenemos un punto a considerar de que Transformers son “más de lo que ves”.

En cuanto a los escritores de la serie televisiva, Buzz Dixon y Flint Dille; el primero trabajó anteriormente en la serie Thundarr The Barbarian, donde la historia se basaba en una Tierra post-apocalíptica; Mientras que Flint Dille, ha tenido trabajos posteriores como escritor de películas como Constantine (2005) y Fantastic Four: Rise of the Silver Surfer (2007) ambas con tintes teológicos y apocalípticos. No es de asombrarse que Michael Bay -el director de las adaptaciones cinematográficas de este nuevo milenio- haya sido elegido para seguir el concepto que se seguía con estos guionistas en los inicios de la franquicia, pronto veremos por qué.

Llegó el Mesías...en forma de robots
Para llegar a entender que hay detrás de las batallas entre Decepticons y Autobots tenemos que tomar en cuenta de que “no hay nada nuevo bajo el Sol”, es decir, que en el caso de cuentos, novelas, películas y cómics parten de los arquetipos del héroe y su andar y demás elementos que lo acompañan que Jung y Campbell descubrieron en todas las culturas del mundo, resumiendo que todas tienen una semejanza unas con otras.

En Transformers vemos a un héroe, a varios héroes; vemos también villanos, “magos”, “doncellas” que salvar, “dragones” que enfrentar pero, no todo el guión se basa en esto. La misión primordial de los Autobots no es proteger la Tierra; sino regresar a Cybertron triunfantes sobre los Decepticons. Los Transformers, Autobots y Decepticons, cayeron del cielo a un mundo desconocido que, inmediatamente apropiaron como su hogar temporal: los Decepticons para conquistarla y apropiarse de sus recursos y los Autobots para protegerla y hacer comunión con sus habitantes. El Mesías, como lo es Optimus Prime, es noble y altruista, usa sus poderes para ayudar, no para su conveniencia. Optimus Prime, como Superman, “viste” de los colores de la bandera yanqui. Por otro lado, Megatron, el líder se transforma en una pistola –símbolo de violencia- y su cabeza semeja a un turbante faraónico o bien, a un casco nazi.

Si partimos como base para traducir Transformers en relatos del Antiguo Testamento podemos encontrar similitudes asombrosas. Los primeros tres capítulos de la serie televisiva (“More than meets the eye”) podríamos hacer analogía con lo que se relata en los libros del Génesis y el Éxodo, principalmente en éste último. En el Éxodo, relata cómo Moisés lleva a su pueblo subyugado a la Tierra escogida por Yahvé perseguidos por el Faraón egipcio y su ejército. El pueblo escapa y llegan al Monte Sinaí, donde Yahvé le da a Moisés las Tablas de la Ley y le da órdenes para que forjara el Arca de la Alianza y el tabernáculo que resguardaría a su pueblo en aquel Monte. De igual manera los Autobots viajan de Cybertron a la Tierra perseguidos por Megatron y sus Decepticons y caen al Monte Santa Hilaria en Oregon en una nave llamada Ark, el Arca.


Aquí tenemos varios elementos que descifrar: El origen de Moisés, El pueblo hebreo, La Huída, El Arca, el Monte y el lugar donde se encuentra dicho Monte.

El origen de Moisés, dice en Éxodo, tiene lugar en Egipto; Moisés fue criado por la hija del Faraón y nunca negó sus raíces hebreas. Moisés, tras haber asesinado a un egipcio por ver cómo éste castigaba a un hebreo, huye y se resguarda con Jethro; quien después resulta ser su suegro. Pasados los años y cuando ya no había persecución en contra de Moisés en Egipto, regresa con la promesa de liberar a su pueblo ayudado por el poder de Jehová, Señor de Israel.

En el origen de Optimus Prime -líder de los autobots- hay similitud con este relato. Optimus era un autobot joven llamado Orion Pax que, al enfrentarse con Megatron sufre de heridas graves. Orion Pax es llevado con Alpha Trion, el “patriarca” de los Autobots para que, por medio de Vector Sigma sea curado y transformado en Optimus Prime. Alpha Trion le concede la Matriz Autobot de Liderazgo, poder que le es concedido al Autobot más valiente, de mente y espíritu de liderazgo a través de los tiempos.

Se dice en Éxodo que Moisés no tenía capacidad de liderazgo ni era “hombre de fácil palabra” y que Jehová lo ayudó para que pudiera convencer a los hebreos y al Faraón de que partieran de Egipto. Orion Pax, era un autobot muy impetuoso y hasta ingenuo, pero con valor. Su transformación como Optimus Prime ocasionó que los Autobots tuvieran un líder y una esperanza para recuperar Cybertron. El cambio trascendental de Orion a Optimus -así como de otros personajes dentro de toda la historia- también puede hacer analogía al cambio de nombre que tuvo Abram por Abraham, en el libro del Génesis y en otros personajes que relata la Biblia, es también merecedor mencionar que el primer monoteísta en el Antiguo Egipto cambió su nombre de Amenhothep por Akhenathón. La Matriz de Liderazgo Autobot se traduce como el nexo y poder que Jehová ha tenido con antecesores a Moisés: Noé, Abraham, Isaac, Jacob.

Más por descifrar
El pueblo hebreo es el escogido por Jehová, él durante generaciones cuidó y ayudó a que alcanzaran la paz y la tierra prometida. Durante el relato de Moisés, el pueblo hebreo trabajaba para el Faraón, era un pueblo trabajador; y si lo queremos ver de otra manera eran los “obreros” de los egipcios. En Transformers, los Autobots eran la clase trabajadora mientras que los Decepticons la clase militar. Los Autobots, trabajaban para sus creadores, los Quintessons. Los Quintessons crearon Cybertron como los egipcios crearon Egipto y sus pirámides. En la última entrega cinematográfica, hay indicios, guiños y evidencias de que lo que se ha contado desde que Marvel Comics y sus escritores tomaron Transformers está basado en la historia del pueblo de Jehová y orígenes egipcios.

Los Autobots, por su ingenio inventan el truco de transformarse para rebelarse contra los Quintessons y luchar contra los Decepticons, que poco después descubren ese truco para igualar poderes. En el Éxodo, Jehová le demuestra su poder a Moisés con un “truco”: Le pide a Moisés que tire al suelo su vara, que al momento de caer al suelo se “transforma” en una culebra; Moisés se asombra y Jehová le pide que toque la cola de la culebra para que se “transforme” otra vez en vara y Jehová le dice que vaya con el Faraón y le demostrase tal “poder”. Al llegar Moisés y Aarón con el Faraón y mostrarle el truco, los hechiceros del Faraón “copian” el truco, pero al final, la culebra de Moisés devora a las culebras de los hechiceros.

Tras varias plagas y “demostraciones” del poder de Jehová sobre el pueblo egipcio y su territorio el Faraón tuvo que “aceptar” la huída de los hebreos de su territorio. En Cybertron, por causa de las guerras, la fuente de energía que le da vida al planeta y a sus habitantes estaba escasa; es por eso que Optimus Prime, al enterarse de que en el planeta Tierra existen suficientes recursos para llevar energía a Cybertron y terminar con la ocupación de los Decepticons, convoca a sus Autobots para explorar ese planeta; de igual manera Jehová le promete a Moisés que a la tierra a la que llegará su pueblo es “buena y ancha” y que “fluye leche y miel”.

Moisés, como lo fueron sus antecesores, era el guía del pueblo hebreo. Él los llevó fuera de Egipto y se asentaron en el Monte Sinaí. Durante el trascurso tuvieron que atravesar el Mar Rojo, perseguidos por el ejército del Faraón. Jehová divide las aguas para que su pueblo lo atravesara y llegar a su destino. En Transformers, Optimus Prime y sus Autobots viajan en el Ark (Arca) hacia la Tierra, perseguidos por los Decepticons y aunado a esto, atravesando un cinturón de asteroides (provocado por el choque de dos enormes asteroides) que es atravesado gracias al cañón láser del Arca, lanzando un rayo contra las piedras espaciales parecían que se abrían paso como el Mar Rojo se abrió a los hebreos para huir de los egipcios.

Este suceso, la huída de los Autobots, también podría interpretarse como la Diáspora, o dispersión judía que tuvo lugar en el siglo II D.C.; cuando el imperio romano destruye Jerusalén dentro de la persecución a los judíos. A partir de esa fecha los judíos se dispersaron por el globo terráqueo. Así como hay doce tribus de Israel también entre Autobots y Decepticons existen “tribus” conocidas como Constructicons, Aerialbots, Dinobots, Predacons, Insecticons, etc. Los Junkions, eran habitantes de Cybertron que, por la guerra emigraron a otro planeta; otro grupo de Transformers salen de Cybertron por las mismas razones bélicas para llegar al planeta Paradon.

El Monte que resguarda a los robots
La interpretación del monte-volcán, lugar donde caen los Transformers en la Tierra se puede traducir también de muchas maneras. Primeramente dentro de la historia judeo-cristiana existe el Monte Sinaí; donde Moisés y los hebreos llegaron, se aposentaron y fue ahí que reciben las Tablas de la Ley; forjan el Arca de la Alianza y el tabernáculo, éstos dos últimos se interpretan como la nave Ark que, como el Arca de la Alianza sólo los sabios y Moisés podían hacer uso de ella para comunicarse con Jehová; en Transformers, dentro del Ark está Teletraan-1 computadora que salva a los robots y que, comunica e informa sobre todo lo que acontecía en cada capítulo de la serie.

El tabernáculo era el lugar que resguardaba al pueblo hebreo sobre el Monte Sinaí; de la misma forma que el Ark es el refugio de los Autobots en la Tierra: sobre el Monte St. Hillary. Se ha mencionado que el Ark de Transformers también representa al Arca de Noé, dicha Arca se rumora que está, todavía, en el Monte Ararat; o que en California, en el Monte Shasta se dice que vive un pueblo misterioso que no ha tenido contacto con el exterior. E inclusive el Monte St. Hillary puede hacer recordarle al americano al Monte Santa Helena que, hizo erupción en 1980.

El Monte St. Hillary es ficticio, pero el nombre que le dieron los escritores tal vez no haya sido bautizado por simple gusto. Santa Hilaria, fue una mártir que murió quemada en manos de los romanos cuando rezaba en la tumba de su hija durante la época de la persecución judeo-cristiana.

El Apocalipsis, el nuevo Mesías y el planeta gigante.
En tres capítulos de la serie llamados “The Ultimate Doom” y en Transformers: The Movie se relata una versión del Apocalipsis de San Juan y un hecho en particular: la aparición de una estrella que caería a la Tierra y daría paso al “fin del mundo” ocasionando muerte y destrucción a la tercera parte del planeta. El nombre de esa estrella en el libro del Apocalipsis es Ajenjo. En “The Ultimate Doom” los Decepticons traen por medio de un tele-transportador a Cybertron a las cercanías de la Tierra, para consumir sus recursos y alimentar a Cybertron ocasionando desastres cataclísmicos. También, en esta historia de tres capítulos, se trata el tema de la dominación de los hombres por medio de un “hypno-chip”, haciendo referencia quizá a la marca de la Bestia.

En Transformers: The Movie, vemos otra vez la interpretación de Ajenjo a través de Unicron, el planeta transformer, que como Galactus en Fantastic Four, es un devorador de mundos y que Flint Dille utilizó en la nueva entrega cinematográfica de Fantastic Four, claro que sabiendo su participación en TF: The Movie, notamos que repitió la fórmula de Unicron en el Galactus de celuloide.


Unicron, desea devorar a Cybertron y todo lo que vive ahí. Unicron es también la Bestia del Apocalipsis quien utiliza a un falso profeta, en este caso a Galvatron, para destruir a quien porte la Matriz de Liderazgo Autobot. Habiendo muerto Optimus Prime, deja como profecía el surgimiento de un nuevo líder, un nuevo Mesías, que llevará a los Autobots al triunfo y la paz: Hot Rod, que después se convertiría en Rodimus Prime al obtener la Matriz.

Tanto Unicron en Transformers: the Movie, como Cybertron en “The Ultimate Doom”, representan también al famoso y ficticio planeta Hercolubus al que se dice que es un planeta gigantesco, más grande que Júpiter, que pertenece a un sistema solar llamado Tylo; y sus parámetros orbitales van a causar enormes catástrofes en la Tierra. No es que Hercolubus vaya a chocar contra la Tierra, sino que su trayectoria lo llevará a las cercanías de la órbita terrestre y será la acción de su gigantesco campo gravitatorio sobre nuestro mundo lo que desencadene la destrucción total de la corteza terrestre y de esta Humanidad. Algunos científicos han negado la existencia de éste planeta. Tomando en cuenta estos datos, vemos que Hasbro escogió a Michael Bay por su trabajo en Armageddon y aunque el estilo “blockbuster” y muy superficial que tiene este director en sus películas, podemos darnos una idea de hacia donde Hasbro desea que la franquicia en cine se dirija para una tercera película.

Transfórmense y avancen…
En Transformers se le puede interpretar desde otras perspectivas, solamente quisimos demostrar una visión diferente a estos robots que tanto nos han cautivado y respondernos un poco del porqué han tenido su éxito. Podemos tener muchos referentes históricos como el conflicto árabe-israelí; las tensiones de EE.UU. y Libia; la ocupación del canal de Suez por parte de los ingleses y franceses; la propaganda americana y su manifiesto de supremacía económica y tecnológica; su influencia (o imposición) capitalista hacia otras culturas representada por los Autobots; la perspectiva gringa del socialismo, el nazismo y las dictaduras reflejadas en los Decepticons; la lucha por la obtención del petróleo. En fin. Esto tiene cuerda para otros posts y más Transformers.

miércoles, 17 de junio de 2009

Transformers: Mitología (Parte 1, "Origen e Historia")

¡Saludos, lectores de Comicología! Una vez más -y más pronto que nunca-, hemos regresado para platicar sobre una de las series animadas favoritas del autor, y de muchos lectores: Transformers. Transformers, es un caso excepcional dentro de la cultura pop, el cómic, el cine y para "Comicología" también, no por el hecho de que sea predilección del autor sino que reforzó lo que en tiempos actuales sucede cuando una franquicia necesita sobresalir: la sinergia, el apoyo publicitario de un producto que apoye a otro producto del mismo dueño. Y Transformers es un ejemplo a seguir dentro de esos parámetros, aquellos que George Lucas en 1977 establece con su Star Wars, Hasbro y Marvel Comics lo entienden muy bien, unen sus fuerzas y crean toda un Universo, una mitología y conglomerados de fans por todo el mundo. Esta es la primera parte con la que nos adentraremos en cómo surge la franquicia, quienes estuvieron involucrados y en qué manera presentaron Transformers al mundo. Comencemos:

“Transformers, more than meets the eye!” o traducido a nuestro idioma, “más de lo que ves”: Los Transformers. En el 2007, presenciamos su resurgimiento a través de la pantalla grande; para algunos, fue decepción; para otros, nos recordó aquellos días de infancia cuando cada noche no nos perdíamos un capítulo de estos colosos de metal mientras recreábamos batallas con sus figuras de acción patrocinadas por la ya desaparecida “IGA” (“juguetes con vida”, decía su slogan). Con el advenimiento de una secuela -a muy pocos días de estrenarse mientras se sube este post-, la fiebre resurge y Comicología no podía dejar de comentar y recapitular la historia y el trasfondo encontrado en esta gran franquicia de Hasbro. Transformers ha sido desde sus inicios un gran suceso pese a sus detractores (si los hay). En las siguientes líneas recordaremos sus orígenes y nos adentraremos más este fenómeno de la cultura pop…

Eran los ochenta, 1983, para ser exactos. Hasbro, una de las jugueteras más importantes hasta el día de hoy, buscaba por Japón alguna línea de juguetes que podrían importar al país de las barras y las estrellas para que pudieran competir con los “He-Manes” de Mattel y los “Star Wars” de Kenner (juguetera que en los noventa desaparece y pasa a ser parte de Hasbro). Hasbro ya contaba con la competencia directa de Star Wars: GI Joe, línea que data desde los sesenta pero que en los ochenta fue replanteada tanto en el argumento de su historia como en el tamaño de sus figuras.

De no ser por el éxito que tuvo GI Joe no hubiéramos visto a los Autobots y a los Decepticons ¿por qué? Bueno, muy sencillo: Hasbro para competir con He-Man y Star Wars recrea la línea de juguetes de GI Joe respaldada con una animación y posteriormente con un cómic. La aceptación fue exitosa y así, los ejecutivos de esta casa juguetera deciden mirar al lejano oriente para buscar ideas y traernos a Optimus Prime y sus valientes Autobots en juguete y repetir la fórmula de la sinergia que GI Joe, He-Man y Star Wars tenían: Crear un producto que sea respaldado por otros productos.

Boys just wanna have fun…with robots
En aquellos años, los robots y/o androides en el cine, la televisión y el cómic formaban parte de aventuras y desventuras en series famosas. El detalle es que estas creaciones aunque participaban regularmente o tenían sus apariciones memorables en sus correspondientes no eran los principales protagonistas o no tenían la oportunidad de darles un trasfondo argumental más divertido y digerible para un público infantil; siempre eran los compañeros del personaje principal o en otros casos, la amenaza que derrotar.

Quizá la razón es porque en el concepto de “robot”, éste no tiene sentimientos y es una creación del Hombre para cumplir ciertos parámetros y no salirse de ellos. Isaac Asimov ya había planteado en sus novelas sobre los robots con sentimientos o que tienen más de una razón para elegir entre lo establecido por el Hombre. Pero pocos niños leen a Asimov; a pesar de esto, a los niños les gustan los robots.

Hasbro, en su búsqueda por crear otra línea de juguetes viaja a Japón a la Toy Fair ’83 (o Feria del Juguete) y se encuentra con varios juguetes que podrían interesarle al público americano: Diaclone (1980), Micro-change (1978), Macross (1982), Dorvack (1983) y Beetras (1983); juguetes que habían tenido su éxito en la tierra del sol naciente y que tenían la particularidad de que en sus historias se planteaba la relación robot/hombre. En los cinco casos, tenían el detalle de que aún el robot estaba al servicio del hombre para contrarrestar las amenazas externas del espacio o monstruos tipo Godzilla; por lo tanto, el robot no tenía la autonomía que ellos buscaban para competir con personajes como R2-D2 de Star Wars, Twiki de Buck Rogers u olvidarse de creaciones como la de Arthur C. Clarke, HAL-9000; o como el monstruo tecnológico Skynet en Terminator. Lo que se diferenciaban de los anteriores y definitivamente su clave de éxito fue que éstos robots japoneses se transformaban en automóviles, armas, aviones, etc.


Hasbro logra un acuerdo con Takara y Takatoku, empresas jugueteras que tenían los derechos de éstos robots, para importarlos y recrearles una nueva imagen para que todos formaran una sola línea: Transformers, que serían lanzados en 1984. En nuestro país los primeros juguetes de Transformers llegaron hasta 1985 bajo la licencia de la desaparecida IGA. Muchos recordarán que en aquellos felices años existía otra juguetera llamada Ensueño; que saca la competencia de Transformers de IGA: “Los Transformables” que eran muchas de las figuras que Hasbro no aprobó dentro de las líneas japonesas por su complejidad al transformarse u otro asunto desconocido y que curiosamente en Japón ya son figuras “hard-impossible to find”.

…Y Marvel creó al robot…Autobot y Decepticon los llamó
Ya teniendo los juguetes, lo que Hasbro le interesaba era que sus Transformers tuvieran “vida” y fueran atractivos para los ojos de un niño de aquellos días. Hasbro necesitaba darles un trasfondo y un apoyo argumental. Para esta tarea recurre a Marvel Comics y al entonces Editor en Jefe Jim Shooter, para darles nombre, perfil y todas las capacidades en cada personaje. Shooter se dirige con Denny O’Neill, conocido en el medio particularmente por sus andanzas en Batman y por crear dentro de la mitología del murciélago a personajes como Rás Al Ghul y Azrael; personajes con un trasfondo místico-religioso y hasta paranormal. Y así, ambos escritores comienzan ha inventar los primeros nombres. Muchos de los cuales fueron negados y otros, como Omega Supreme, Optimus Prime, Ultra Magnus y todos los que tenían una etimología greco-latina se quedaron, dándole aquí crédito a O’Neill y a su formación filosófica-religiosa.

Ante muchas negaciones por parte de Hasbro en cuanto a los demás nombres y argumentos, O’Neill se separa del proyecto y es cuando Shooter busca entre la baraja de escritores de Marvel alguien quien pudiera mantener contentos a los ejecutivos de Hasbro. Nadie en Marvel quería escribir sobre robots o tal vez nadie quería meterse en lo que O’Neill había hecho. No fue hasta que Bob Budiansky, un ingeniero civil y escritor de cómics tuvo la tarea de darles personalidad a cada Transformer.

Budiansky fue quien escribió aquellas fichas de personalidad y poderes que venían impresas al reverso de las cajas y blisters de los juguetes transformables; los famosos “profiles” en su lengua inglesa. Budiansky en tan sólo dos días y justo antes del Día de Acción de Gracias del año 1983, revisó y “reconfiguró” algunos nombres y argumento de Transformers, sin tocar lo que O’Neill y Shooter habían hecho.

Algunos nombres que vienen del talento de Bob son Sideswipe y Wheeljack por parte de los Autobots y el mismísimo Megatron por el lado de los Decepticons. La aceptación por parte de Hasbro fue concedida a Budiansky; y asombrados por la inclusión de tópicos militares en cada perfil le preguntaron al escritor si alguna vez en su vida había estado en la milicia; actividad a la que Budiansky no conoció, afirmándoles que fue su profesión como Ingeniero la que le ayudó.

Las personalidades, poderes, historias y debilidades en cada robot estaban listas. Ahora, Marvel se ocuparía de editar mensualmente la historieta de Transformers. Al principio de la serie, Budiansky no formaba parte del equipo creativo sino hasta el número 5. Anteriormente, personalidades como Ralph Macchio, Jim Salicrup y Bill Mantlo empezarían en contar las primeras historias de Transformers. En el arte se encargaron durante su publicación Frank Springer, William Johnson, Mike Manley, Graham Nolan entre otros talentos del medio; pero Don Perlin fue quien se quedó con el crédito del más recordado por los fans. Todos bajo el mando de los editores Don Daley y, por supuesto, Jim Shooter. Apareciendo el primer número en Septiembre de 1984.

Más de lo que lees
Dentro de las historias que trataba el cómic, vemos a un Megatron más obsesionado que en la serie televisiva; a Soundwave y Shockwave confabulando para derrocar a su líder; un Grimlock más inteligente y vivaz que lideró a los Autobots por una etapa; un Blaster con más “actitud”; un Bumblebee menos “infantil”; Ratbat como líder de los Decepticons; humanos que podían engañar y hasta derrotar a los Transformers, e inclusive personajes del Universo Marvel haciendo apariciones especiales y con la otra franquicia de Hasbro, GI Joe, tuvieron historias memorables.

Ésta serie tuvo su contraparte inglesa editada por Marvel UK, la cual, tuvo más duración en los anaqueles que la americana. Primeramente, Marvel UK republicaba semanalmente lo que Marvel sacó en América y posteriormente publicaron historias que los fans americanos no vieron sino hasta en estos últimos años que Titan Books los reimprimió en formato hardcover. En esta serie británica, Simon Furman era el escritor y también es recordado por los trans-fans como otro de los escritores que dieron vida a los “robots en disfraz”. La serie americana duró 81 números mientras que la inglesa fueron 332.

En Japón se imprimieron algunos mangas para darle soporte a la serie y particularmente a una animación llamada Transformers: Zone (1990) y Transformers: Battlestars (1991). Ahora, en el nuevo milenio, Titan Books, Dreamwave e IDW han publicado nuevas historias y replanteamientos de Transformers, así como reimpresiones de los ya ahora clásicos publicados por Marvel Comics. Mientras que la Casa de las Ideas junto con IDW sacaron a la venta un crossover de Transformers / New Avengers tiempo atrás.

Comienza la batalla entre el bien y el mal…por TV
Ya teniendo el respaldo del cómic con Marvel y los juguetes listos para venderse en las tiendas faltaba lo que sería el principal elemento promocional para que todo eso se vendiera conjuntamente: una serie animada. Por aquellos días, todo parecía haberse visto en cuanto a caricaturas hechas en Estados Unidos. Y la idea de llevar a la pantalla chica a Transformers era un éxito seguro; si se trataba de igual manera en que Budiansky planteaba en cada “profile” y lo que Shooter y O’Neill ofrecían con sus connotaciones filosóficas en cada Transformer y en el argumento principal.

Y fue gracias a esta serie que conocimos a los Autobots y Decepticons. Transformers nos encantó, nos enamoró y terminamos venerando a una de las series animadas más representativas de los ochenta y en la historia de la TV.

Fue el 17 de septiembre de 1984 la primera emisión de esta animación producida por Sunbow Productions y Marvel Productions. Una animación semejante a lo que se había visto en GI Joe pero con la “cereza en el pastel” de robots transformándose en autos, aviones, pistolas, caseteras, máquinas excavadoras, insectos gigantes, dinosaurios; todos compartiendo el mismo espacio, luchando entre ellos y reproduciendo el arquetipo de la lucha entre el bien y el mal.

Muchas de las historias y biografías que se trataban en la animación no concordaban con lo que sucedía dentro del cómic. Básicamente, Buzz Dixon y Flint Dille, los escritores más sobresalientes de la serie (quienes ya habían trabajado en Gi Joe), se inclinaron hacia los perfiles técnicos y biográficos de las figuras que Budiansky creó, así como en el planteamiento y guión fundamental de Shooter y O’Neill. Mientras que los ilustradores y diseñadores, el japonés Shohei Kohara y el filipino Floro Dery se encargaban de estilizar y mejorar los personajes para su versión en TV como para el cómic.

Durante la primera temporada las historias, aparentemente, no presentaban mucho contexto más que la presentación de personajes que respaldaran las ventas de los juguetes y el cómic. Pasando a la segunda temporada, las historias comenzaron a entrelazarse y darle seguimiento a las personalidades de los ya conocidos Transformers. Al final de ésta, en 1986, se proyectó en cine Transformers: The Movie, escrita por Flint Dille; que sería la presentación de nuevos personajes y la muerte de Optimus Prime, líder de los Autobots; hecho que a la afición disgustó y, casi al final de la Tercera Temporada traen de nuevo a la vida.

Ésta película, fue piedra angular para comenzar una tercera temporada de la serie. Los guiones tenían una total continuidad y relación entre cada uno; y se “resolvieron” muchos enigmas en cuanto al origen de los Transformers. Se trataban también temas más “sci-fi” que en sus antecesoras. Le siguió una cuarta temporada con muy pocos capítulos que después los japoneses retomarían para realizar sus series Zone, Victory, Headmasters, etc. Series y detalles que quisiera ahondar en otra ocasión.

Transformers tuvo su éxito porque no se había presentado algo así en la televisión, sin contar GI Joe; Hasbro y Marvel habían logrado un fenómeno y, ayudados por Sunbow y Toei Animation (y posteriormente por la casa productora coreana AKOM) en la producción y animación surge una de las series más recordadas en la historia televisiva.

Un detalle más que tuvo la serie en comparación con sus personificaciones en juguete; era que algunos no tenían el rostro o la anatomía exacta. Varios ejemplos podemos recordar pero los más notables eran los de Ironhide y Ratchet, donde sus juguetes no tenían ninguna similitud a su contraparte animada; detalle que los fans piden todavía a Hasbro para que saquen a la venta esos personajes más parecidos a la serie.

(continuará en el próximo post: Parte 2, Mitología y paralelismos)

miércoles, 10 de junio de 2009

Dragon Ball: La Historia del Rey Mono.

Saludos, lectores. Estamos nuevamente con un post en "Comicología". En esta ocasión, regresaremos al mundo de la animación y tomaremos un poco lo que es el manga que, siendo también un conjunto de imágenes secuenciales semeja al cómic occidental, quizá con otra forma de lenguaje ( y de idioma) pero muy cercano -y hoy en día mucho más- a nuestros gustos como lectores de cómic.

En esta ocasión le daremos espacio a una de las animaciones más famosas: Dragon Ball.
Este post fue anteriormente publicado en papel dentro de la publicación mexicana "Otaku" en su número 32 del año 2008.

Y para sanar la resaca de lo que nos dejó la última adaptación cinematográfica aprovecho este espacio para hablar de una ( de muchas) de las mejores historias en manga y en animación jamás contadas.

Como la mayoría de las animaciones japonesas de éxito, Dragon Ball surge de un manga. Este manga fue creado por Akira Toriyama, en 1984. La historia nos relata las aventuras de Son Goku y sus amigos Bulma, Yamcha, El Maestro Roshi, etc. Si eres fan o mínimo has visto por la televisión un capítulo de Dragon Ball o leído el manga, no tendrémos la necesidad de extenderse en algo que muchos ya saben como es la historia, los personajes y su creador. Trataremos de encontrarle algún significado intrínseco a esta animación que nos ha cautivado y también servirá para refutar la idea de que Dragon Ball son puros golpes, violencia y que nada tiene de positivo.


Sólo un deseo
La base central de la historia es la reunión de 7 esferas que, al tenerlas juntas, se invoca al dragón Sheng Long (dios dragón, en chino) concediendo un solo deseo, el que sea. Por lo general ese deseo se le da a quien haya reunido las esferas. Siete esferas que pueden representar muchas cosas por el peso esotérico, cabalístico, simbólico-religioso en nuestra cultura como lo son los siete días de la creación, los siete sellos del Apocalipsis o los siete pecados capitales. Éstos últimos, llegaría a pensar que son los que representan cada esfera. ¿Por qué? Porque durante la serie lo que vemos son deseos humanos para saciar la lujuria, la vanidad, la soberbia, etc. Y la enseñanza es, que por mucho lo que uno “desea” o anhela algo “inalcanzable” no lo obtendrá sino piensa en el prójimo y su porvenir.
Es notable también que los personajes de la misma raza de Goku que tuvieron un protagonismo destacable dentro de la serie sean siete: Goku, Vegeta, Gohan, Goten, Trunks, Nappa y Radditz. Sheng Long, inmutable y sin intervención directa hacia quien busca su deseo refleja y nos enseña que los humanos somos frágiles y efímeros. Aunque también tienen como simbolismo la iluminación y enseñanzas de Buda, que en las próximas líneas leeremos…



El Rey Mono
Son Goku, el personaje principal de esta serie, es un extraterrestre que cayó a nuestro planeta y fue recogido por un anciano llamado Gohan. Años después, Son Goku se entera de que viene del planeta Vejita y que su raza, llamada Saiya-Jin, es guerrera, teniendo como su misión original destruir el planeta Tierra, como lo hace su raza a cada planeta que visitan y conquistan en el universo, Goku por su crecimiento y desconocimiento de su origen se niega rotundamente a sus raíces y se mantiene fiel a proteger el planeta que lo acogió.

Todo Saiya-Jin tiene la peculiaridad de transformarse en un mono gigante, siendo este su poder máximo y distinción de su raza. Claro que en episodios posteriores el poder del Saiya-Jin trasciende a Super Saiya-Jin (poder reconocido por la “melena de pencas de plátano”)

El nombre y la mitología de Son Goku, proviene de la leyenda de Sun Wukong, el dios mono de la mitología china y personaje de la obra clásica china Viaje al Oeste. En esta historia Sun Wukong acompaña al monje Xuanxang a la India para recuperar unos sutras (discursos y enseñanzas de Buda para llegar a la iluminación espiritual completa), Sun Wukong viene siendo un personaje travieso y muy inquieto. Éste dios mono, era un dolor de cabeza para el Reino Celestial, quien tuvo que ser enviado hasta con Buda para someterlo hasta que se orinó en un dedo del máximo dios y lo mandó con XuanXuang a que se corrigiera. ¿Cuánta similitud con la personalidad de Goku, verdad? Y sobre las esferas del dragón pues son esos sutras que andan buscando el monje y Sun Wukong.

En esta obra se habla también de unas “píldoras de la inmortalidad” que Sun Wukong le había robado a Lao-Tse, creador de el Tao Te King, del ser y no-ser, del Tao; todo un Yoda en la mitología china. Buda y Lao-Tse representan todos los maestros, dioses y semi-dioses que hay en Dragon Ball; mientras que las píldoras de la inmortalidad pues definitivamente son esas famosas “píldoras del ermitaño” que tomaba Goku para hacerse más fuerte o para sanar milagrosamente después de una épica batalla.

Explosiones y traumas niponas
Es muy notable en cada anime que vemos la secuela que dejó la Segunda Guerra Mundial en los japoneses: explosiones al por mayor, hongos atómicos, violencia, muertes de personajes principales y el resurgimiento de éstos ante la amenaza final de cada serie.

En Dragon Ball Z, particularmente, vemos demasiadas explosiones, en exageración podríamos afirmar. Uno como occidental y más subjetivamente, como mexicano, no puede comprender el significado real de estas expresiones en el noveno arte y en otros medios artísticos de expresión y divulgación oriental.

Así como en México se trata de “domar” al pueblo con telenovelas con mensajes de “amor-desamor”, de hospitalidad, relajo y con fuertes valores familiares; en los japoneses se trata de divulgar la superación constante del individuo ante las peores adversidades inimaginables (aunque también hay otro tipo de series con otro tipo de mensaje, cosa que no sucede en la producción telenovelera mexicana).

Es demasiado arriesgado y hasta ingenuo decir, o escuchar a alguien decir, que las “caricaturas” japonesas sólo tienen mensaje de violencia”. Nuestro mundo occidental no lo entiende –o trata de entenderlo- de esa manera porque estamos acostumbrados a entender como violencia el primer reflejo “animal” del ser humano ante una amenaza; siendo para los nipones la última llave para sobrevivir y superar lo adverso para llegar a la iluminación espiritual.

Ésas explosiones, además de trasladar nuestros paradigmas hacia el exterminio pueden significar la energía humana transportada y visualizada en un campo físico luminoso que puede usarse para crear, o en otros casos, para destuir. El poder que el Maestro Roshi enseña a Goku –el Kame-hame-ha-, es la concentración de esas energías, de la unión de todo nuestro campo electromagnético que emanamos como seres luminosos y pertenecientes a un sistema universal, otro caso más ilustrativo sería el poder del Genki –Dama, que es el reunir toda la energía de todos los seres vivientes y de todas las cosas que nos rodean concluyendo que la idea de que “todos somos Uno” se estipula en cada cultura.

En Dragon Ball, está muy reflejado en Vegeta y Nappa la representación de las bombas atómicas que devastaron las ciudades de Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial; éstos personajes también podrían representarse como los Estados Unidos de Norteamérica, Vegeta; y La Unión Soviética, Nappa; que al pasar la serie, Vegeta se une al bando de Goku de la misma forma en que E.U.A. y Japón liman asperezas.
La Red Ribbon, obviamente es representación de la amenaza Soviética en los ochenta. Piccolo venía siendo el enemigo de la India del que hablaba la historia de Sun Wukong, aunque también denota por el turbante la idea de un terrorista o líder fundamentalista árabe. Todos y cada uno de los personajes villanos a los que se enfrentaba el personaje Goku (vestido de rojo, como el sol naciente) tenían una interpretación que iba más allá de las explosiones, muertes y gemidos. Y en cada capítulo se refleja ese deseo de trascender y llegar al máximo nivel de existencia humana.
Saludos. Los espero en el siguiente post.